Luisa Leiva acaba de fundar “el partido del pópulo”. Le interesa aclarar esto para que la palabra “popular”, que figura en su nombre, no se confunda con el PP de Rajoy y mucho menos con el otro Pepe: “el Pepe Robles”, por quien no siente ninguna simpatía. Curiosamente la sede social y oficial de esta nueva asociación está en un inmueble, propiedad de Leiva, que se encuentra en la calle Montiel de nuestra ciudad. Es una decisión inteligente porque así ella podrá dedicarse a su nuevo partido en cuerpo y alma y gobernarlo, si es preciso, en bata y zapatillas.
Como se trata de un partido muy formal, ha utilizado el formalismo de dirigirse a la propia Leiva, artífice máxima del proyecto, para pedirle que encabece la lista a las próximas elecciones locales. Ella todavía no lo sabe, pero en breves fechas aceptará tan tentador ofrecimiento.
Todo lo anterior es “supuestamente”, porque hay que ser muy inepto para no saber eliminar todas las evidencias y no dejar ni una sola prueba de lo que ya todo el mundo da por hecho.
A mí lo que la señora Leiva y el señor Robles hagan con sus respectivos partidos me da bastante igual e incluso creo que es perfectamente legítimo que Leiva quiera buscarse su “modus vivendi” dentro de la política pero, ya con cincuenta y tantos, hace mucho tiempo que me dejé por el camino las escasas dosis de ingenuidad que me quedaban y me molesta muchísimo que una representante municipal, elegida por sufragio universal, quiera hacer comulgar a los electores con ruedas de molino y vendernos un montaje que, por ningún lado que se mire, se sostiene.
En estas cosas es muy importante el fondo, pero son decisivas las formas y creo que lo ético hubiera sido, en lugar de montar un partido mientras militaba en el Partido Popular, marcharse del mismo y dedicarse a ir engrasando la maquinaria. Incluso, como cuestión estratégica, yo hubiera entendido que no renunciase a su cargo municipal, a fin de no dar a Robles ni un metro de ventaja en la carrera electoral. Se marcha del que hasta ahora ha sido su partido, funda otro y anuncia que encabezará su lista. Hasta ahí puede entenderse. Lo demás son tejemanejes que seguramente el electorado no le perdonará.
A todo esto alguien, por ahí, andará frotándose las manos complacido porque, ya lo dice el sabio refranero español, “a río revuelto ganancia de Marcelino”.
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Saludos.....