Todos estamos en la lista, estamos haciendo cola. La hacemos con cierto descuido, porque vemos a muchos delante y pensamos que aún no nos toca. Nos distraemos un poco y la cola ha corrido. Alguien ha llamado a más gente de la que era de esperar, según nuestros cálculos. Te fumas un cigarro, te tomas un café o charlas un poco con los amigos y, de manera sorpresiva, una voz al fondo pronuncia tu nombre. Tienes que irte. No hay excusas. No puedes despedirte de nadie. Te ha tocado y no lo esperabas. Los tuyos tampoco... El lunes estamos aquí, pero el martes podemos estar al otro lado. Quienes nos quedamos lo hacemos bien jodidos, pero a sabiendas de que hay que vivir y poner buena cara, porque esto no se acaba hasta que una voz nos llama desde la otra orilla. Hoy, con tu marcha, acaba definitivamente un capítulo de mi vida, se cierra una puerta que no se abrirá más, pero no te preocupes: siempre estarás en mi recuerdo. Nuestra familia, nuestra cofradía y tantas cosas, me traerán el recuerdo del tito Miguel. Nadie muere mientras lo sigamos queriendo, chache.
Cuando, hace treinta y seis años, yo empecé a trabajar había niños que no asistían a clase. Estaban matriculados, los teníamos en lista pero teníamos asumido que jamás aparecerían por el aula. Sus padres no valoraban la ecuación, no apreciaban el estudio, ni la formación y no los mandaban al colegio. Entonces el no asistir a clase no tenía consecuencias y se quedaban por la calle, cometiendo pequeños delitos o apedreando perros. Luego se impuso la asistencia obligatoria al colegio y no les quedó otra que entrar en las aulas, si no querían ver a sus padres sancionados. Hoy este tipo de alumnado, (también sus padres), sigue sin tener el más mínimo interés por la educación y el estudio, pero acude a clase porque necesita un certificado de asistencia para acceder a cualquier subsidio, ayuda o subvención, que pagamos religiosamente los contribuyentes. Capítulo aparte merecería la actuación de algunos Trabajadores Sociales, que adjudican las ayudas públicas, sin exigir contrapartid...
Comentarios