El día en que nos robaron la A-32 yo me encontraba en Málaga, donde me gusta leer la prensa local. Aquel día, de finales del mes de julio, se hacía eco de los recortes que el Ministerio de Fomento acababa de realizar en las obras públicas de nuestro país, empujado por la galopante crisis económica que Zapatero ignoró durante casi un año. El diario decía que el grupo de diputados socialistas por Málaga se había mantenido, durante toda la tarde anterior, en estrecho contacto con los asesores de Fomento para evitar, a cualquier precio, que la capital de la Costa del Sol y los pueblos de la provincia fuesen víctimas de los drásticos recortes. Los resultados fueron los deseados y el máximo responsable del socialismo malagueño aparecía satisfecho en la prensa, recordando al personal “el compromiso inequívoco de Zapatero para con la provincia de Málaga”. En esa provincia se están construyendo autovías, una autopista de peaje en “Las Pedrizas” y se realizan importantes obras en el puerto y en el metro de la capital. Es un dineral el que el Estado se está gastando en la provincia y no se había recortado un solo euro.
Unas líneas más abajo se detallaban las víctimas de los recortes. El parte de guerra era alentador para Andalucía: sólo una obra había sufrido los efectos de la crisis en toda la Comunidad Autónoma. Casualmente nos había tocado a nosotros, de nuevo, bailar con la más fea. Recuerdo que, indignado, di un puñetazo encima de la mesa y todos los que tomaban café en aquel bar se volvieron para mirarme. Una vez más éramos víctimas de la ineficacia y del escaso peso de nuestros políticos provinciales.
Pasada la indignación inicial me puse a hacer un análisis frío y sosegado de las causas por las que volvíamos a ser los parias de la política del PSOE. No tardé mucho en reconocer que la capital malagueña es una de las joyas de la corona a la que aspiran los socialistas desde hace muchos años, que bastantes pueblos de esta provincia, aunque el socialista Salvador Pendón dirija la Diputación, no están gobernados por el PSOE y que algunos de ellos han preferido coaligar hasta tres y cuatro formaciones políticas para que los pupilos de Zapatero no “toquen pelo”. Recordé que los malagueños votan, nunca mejor dicho, “al sol que más los calienta” y que se cambian de chaqueta las veces que sea necesario, siempre que ese cambio redunde en beneficio de su pueblo, porque aman a su tierra.
Aquí, en Jaén, entre unos y otros, nos han robado una autovía que debería llevar muchísimos años terminada, porque la gente tiene escaso espíritu crítico y vota “a piñón fijo” al partido de sus entretelas, aunque el paro sea galopante, aunque no tengamos ni trenes, ni infraestructuras en condiciones, ni políticos con un mínimo de decencia, ni futuro… Aquí no hay que trabajarse los votos, porque esos votos salen gratis.
Aquí, en Jaén, lo que hay que hacer es mandar a algún encantador de serpientes, a algún político sin escrúpulos, de esos que tienen que trabajarse el cargo a diario, para que nos cuente que todo es mentira y que las obras de la A-32 sólo se han ralentizado, a pesar de que haya tramos que no cuenten con un solo euro en los presupuestos del Estado. Aquí, para recuperar la credibilidad y los votos, sólo es necesario que venga ese “quitavergüenzas” del PSOE, en el que se ha convertido el diputado sabioteño Sebastián Quirós, a contarnos que, con un poco de calderilla, habrá tramos de la A-32 que “se mantendrán vivos”. Lo que Quirós no se atreverá a contarnos jamás es que también está vivo el paciente que se encuentra internado en una U.C.I.
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