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EL PLENO DE AYER



Luisa Leiva se ha sacado la navaja de la liga para apuñalar, de la forma más barriobajera, al concejal Paco Mendieta. Ha puesto en duda su profesionalidad, la cual ella está incapacitada para evaluar, al afirmar que es posible que sea beneficioso para sus alumnos el que Mendieta se ausente de clase, para asistir a los plenos.

Para Leiva todo vale en política. Debería pedir perdón. De no hacerlo sólo estará confirmando la clase de persona que es.

La actitud de Leiva en el pleno de ayer me ha hecho reflexionar sobre la suciedad de la política, en general. Hay muchas cosas que no comprendo. No comprendo, por ejemplo, que se falten al respeto unos concejales a otros. Muchos de ellos, aunque pertenezcan a formaciones distintas, llevan años trabajando juntos, relacionándose (más o menos) y conociéndose. ¿Tan malas entrañas tienen que no son capaces de sentir cierto afecto por el contrario o, por lo menos, cierto respeto? El respeto es fundamental para defender las ideas. Cuando ese respeto se pierde la política se convierte en una selva y en la selva ya sabemos lo que hay: animales salvajes.

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