Ha sido una decisión consensuada, pero por primera vez en mi vida he conseguido que este año, durante la cena de Nochebuena, no se encendiese el televisor en mi casa, así que no vi el discurso de Juan Carlos. Esta mañana he visto bastantes cortes del mismo en el canal 24 HORAS. Lo que he visto me parece sensato y muy pegado a la realidad que vivimos. Cualquiera sería capaz de escribir un discurso así, porque todo el mundo sabe cuál es la situación actual del país y conoce bien lo que la gente quiere escuchar. Yo creo que antes de escribirlo se dijo: "voy a hacer algo que no me deje en evidencia ante mis súbditos, que están muy cabreados" y posiblemente lo haya conseguido. No obstante él, como todos lo sabemos, sabe que todas esas buenas intenciones son sólo papel mojado, sin ninguna intención de convertirlas en realidad. Los políticos no son tontos: saben realmente cómo está el país y cómo nos sentimos los ciudadanos y por inútiles que sean, son capaces de plasmar en un papel esa cruda realidad. Otra cosa muy distinta es que no tienen la menor intención de cambiarla, porque a ellos les va bien así y les importa tres pitos que los demás estemos jodidos.
Cuando el Presidente Obama telefoneó a Zapatero para informarlo de que España llevaba tiempo dando la nota en los mercados financieros internacionales y para comunicarle las medidas de reducción del gasto que debía adoptar, si no quería sacar a nuestro país del euro y hundirlo en el fango de la ruina económica, yo ya me temí lo peor. Pensé en que seguramente se acordaría de los funcionarios, “que ganamos mucho y trabajamos poco”, pero eso no me importó demasiado porque los funcionarios llevamos varios lustros perdiendo poder adquisitivo de manera escandalosa y ya estamos acostumbrados a que la Hacienda Pública asalte nuestra cartera con el descaro de quien sabe que nuestra nómina es fija y además transparente, con lo que desvalijarla con cierta periodicidad se ha convertido ya en toda una rutina. No se me pasó por la cabeza que el socialismo gobernante se atreviese con la exigua cartilla de los pobres pensionistas, porque estoy convencido de que quienes han dado una parte de su vida en...
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