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HACIENDA NO SOMOS TODOS



Ayer recibí un requerimiento de la Agencia Tributaria en el que se me pide justifique mi deducción de una hipoteca, de mi primera vivienda, que realicé en el ejercicio 2013 en la declaración del IRPF (afortunadamente hoy por hoy no tengo hipoteca alguna). Me piden bastante documentación, (escritura de la casa, de la hipoteca y hasta un certificado que demuestre que se trata de la vivienda en la que resido, entre otras cosas), la cual he pasado a formato PDF porque no puedo perder un día de trabajo para ir a Úbeda y he decido presentar lo que se me pide a través de Internet (de hecho el requerimiento me llegó ayer y acabo de presentarlo todo, ahora mismo, de manera telemática).

Una vez tuve la documentación en formato digital, llamé a la Agencia Tributaria para verificar que eso era exactamente lo que me pedían y la señora que me atendió me dijo que tendría que enviar bastantes documentos más, a pesar de que esos documentos no se me requieren en la carta que la Agencia me mandó. Me resultó inaudito.

A nivel tributario yo soy una persona “poco compleja”. El único ingreso que tengo es el que, por mi trabajo, me paga la Consejería de Educación y la única deducción que tuve en mi vida fue la de la hipoteca de mi vivienda habitual. Jamás he hecho una trampa, ni he intentado colar asuntos que no eran legales. Ha sido así durante las quince últimas Declaraciones de la Renta y ahora se ponen en contacto conmigo para ahorrarse un dinero que seguramente el Estado ha despilfarrado: los quinientos y pico euros que tienen que devolverme, correspondientes al último ejercicio.

He presentado, en tiempo record, todo lo que se me pide en el escrito en el que se me requiere, pero tengo la impresión de que este asunto me dará más quebraderos de cabeza, a tenor de la situación económica del país, cuyas arcas están vacías.

Todas estas cuestiones burocráticas (que me desbordan), así como el hecho de que mi honestidad se ponga en tela de juicio, me han llevado en las últimas veinticuatro horas a reflexionar sobre el funcionamiento de la Administración Pública y sobre el trato que ésta dispensa a ciudadanos cuyas finanzas son sencillas y transparentes. No tengo nada que ocultar y nunca lo he tenido, sin embargo me investigan por algo que ellos de antemano conocen, dado que poseen todos los datos.

Resulta muy sencillo tirar de expedientes de ciudadanos como yo, a quienes tienen controlados desde tiempo inmemorial, en lugar de investigar las enormes bolsas de fraude existentes en nuestro país, con empresas interpuestas, que tapan las fechorías de otras empresas o con esas otras que desaparecen y se dan de alta con otro nombre y otros datos, por poner sólo un par de ejemplos simples y que conozco.

Uno se siente desamparado e indignado, al comprobar en persona que molestan a la gente que cumple con sus obligaciones de todo tipo, mientras que los “listos” se van de rositas y nosotros somos los que corremos con los gastos de la fiesta.

Me queda claro que Hacienda no somos todos. Hacienda somos “los tontos” que presentamos la documentación que se nos pide en poco más de veinticuatro horas, los que declaramos hasta el último euro que percibimos y a los que se nos queda cara de idiotas cuando no entendemos cómo se nos pueden requerir documentos de hace quince años y cuyos datos seguramente Hacienda posee en sus archivos.

Por todo ello voy a esperar a que se me conteste y si no se hace a mi favor, voy a dar la batalla, aunque sólo sea para que no se nos trate como a tontos.

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