Ha muerto Nacho Mirás. Desde que hace años le diagnosticaron un cáncer en la cabeza, yo seguía su blog rabudo.com. Para un gallego de Santiago, como era Nacho Mirás, rabudo significaba rebelde, persona que jamás se rinde, que nunca tira la toalla y así lo demostró mientras las fuerzas le duraron. En ese blog Nacho contaba sus sentimientos, describía los tratamientos y narraba sus peripecias por los distintos hospitales. Lo hacía con una prosa impecable, cargada de amargo humor y de inteligente ironía. El blog era una forma de terapia para él mismo, pero también para muchas otras personas que padecían la enfermedad e incluso para quienes, por el momento, estaban sanos. Escribía convencido de que un día "podría mandar a tomar por culo" al cáncer, aunque día a día sus escritos fueran mostrando un deterioro considerable de su salud.
Su última entrada en el blog llegaba a finales del pasado mes de junio y entonces me temí lo peor. Los síntomas se habían generalizado y ya le costaba trabajo escribir con soltura.
Casi cada mañana al levantarme yo me acordaba de "Rabudo", porque nadie está libre de padecer la enfermedad y podía haberme tocado a mí esa lotería. Al menos una vez a la semana, durante varios años, me conectaba a Internet simplemente para comprobar que Nacho seguía vivo.
Hoy me he enterado de que el profesor y periodista Nacho Mirás Fole había sucumbido a la enfermedad y me he llevado un mal rato. Había llegado a intimar con él a través de la lectura frecuente de sus magistrales textos, en los que compartía las duras horas del deterioro físico y los aterradores momentos de los efectos secundarios, con gentes a las que no conocía, pero a quienes pretendía ayudar con sus experiencias.
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