Ir al contenido principal

DÍA DE REYES



Recuerdo ahora los días de Reyes de mi niñez, aquel caballo de cartón, aquella primera bicicleta, escondida tras las cortinas del dormitorio de la casa de mi abuela, los fuertes, con sus indios y sus vaqueros de plástico, el sombrero, con su estrella de sheriff, los Juegos Reunidos Geyper o aquella caja llena de trucos de magia...

Me acuerdo de las noches, casi en vela, esperando escuchar las pisadas de los Magos o algún sonido emitido por los camellos. Vienen a mi memoria los seis pares de pequeños zapatitos, colocados delante del balcón, los mantecados para Sus Majestades o aquella copa de anís para Baltasar, que supongo debía tomarse mi padre mientras, con ilusión, colocaba los juguetes.

En días como éste, en los que uno ya no es niño ni lo suficientemente viejo, uno se ve reflejado en las caras de ilusión de los niños que salen por la tele, disfrutando de sus juguetes.

Hoy el día ha sido agridulce, con mi mujer trabajando y mi hijo camino de Córdoba, donde mañana se examina. Pronto el barco estará vacío.

Los Reyes Magos de Oriente llegaron a mi casa ayer, por necesidades del guión. Mi hija, que es muy dada a escribir a los Magos, les pidió para mí un par de jerseys. Es lo que suele pedirse, para una persona mayor, cuando uno ya tiene un nutrido stock de corbatas y de botes de colonia y además, como dice mi mujer: "¿qué le pido para ti a los Reyes, si tú ya tienes de todo?" Lo cierto es que no le falta razón.

Mientras escribo estas líneas mi mujer me manda un Whatsapp, para decirme que se va urgentemente a realizar un traslado, de esos que ellos llaman de "prioridad 1", los más graves. Son 45 kilómetros de sinuosa carretera, haciendo lo imposible para que el paciente no se le muera antes de llegar a Úbeda. ¡A quienes tenéis un hospital a 5 minutos os ha tocado la lotería!

Por éstas y por otras razones el día ha sido agridulce, pero no pierdo la esperanza. Supongo que, cuando tenga nietos, reviviré en primera persona las sensaciones de aquel niño que fui en este día de Reyes, porque en la vida todo vuelve y los abuelos se convierten en niños y los niños se convierten en abuelos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LOS CARTELES DEL “PLAN E”

El pasado mes de enero Zapatero presentaba, a bombo y platillo, su “Plan Español de Estímulo de la Economía y el Empleo” al que, para abreviar, el Gobierno ha denominado “Plan E”. Con él se dotaba a los ayuntamientos de unas partidas económicas de carácter extraordinario, en razón a su número de habitantes, para realizar obras en los pueblos y ciudades de España, a la vez que se pretendía aprovechar estos fondos para crear empleo. Yo al “Plan E” siempre le concedí el beneficio de la duda ya que, si bien es cierto que gracias a él van a acometerse muchas obras que seguramente de otra manera no se harían, no es menos cierto que el empleo a crear será escaso y durará muy poco en el tiempo, lo cual no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana. Hoy en día, con la mayoría de esas obras en marcha y vistas las empresas a las que dichas obras han sido adjudicadas, estoy convencido de que el famoso plan no es más que otro conejo que el ilusionista ZP se saca de su concurrida chistera como me

NOCHE DE REYES

Hoy es noche de Reyes. Es noche de ilusión, de desvelos, de magia y de larga vela. Es noche de niños y de adultos. Es la noche de los niños que fuimos y de los adultos que, desde la barrera, vemos disfrutar a los protagonistas de hoy. Un caballo de cartón, mi primera bicicleta y un fuerte apache vuelven hoy a mi memoria, como si aquello hubiese sucedido ayer. La vida pasa implacable y en este cuerpo de hombre entrado en años sigue habitando el alma de aquel niño que nunca he querido dejar de ser. Hoy es noche de Reyes y volveremos a dejar nuestros zapatos junto al balcón y la copita de anís para Sus Majestades, como lo hicimos cuando éramos fieles a la magia y ajenos al consumismo de Amazon o de un Corte Inglés que nos cogía muy lejos. Que esta noche Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente dejen en vuestros zapatos la ilusión por la vida y el amor por la gente. Que inunden vuestros balcones de trabajo y de salud y que volvamos a escribirles la carta, el año que viene

TOMÁS

Ha muerto Tomás. Tomás era un cazorleño a quien conocí en la mili a finales de la década de los setenta. Cuando me dieron su pueblo por destino volvimos a encontrarnos. Nos veíamos de vez en cuando y charlábamos un rato. Me contó que, tras el campamento, lo destinaron a artillería y allí lo colocaron de pintor. Para él, que jamás había salido de su Cazorla natal, fue una época feliz, seguramente la más feliz de su vida. Tras la mili volvió al pueblo, para cuidar de una madre de la que siempre supe que era octogenaria y enferma. No conoció mujer. A él le hubiera gustado tener una novia y seguramente hijos, pero era tímido, poco echado para adelante y en nuestra época las mujeres no venían a buscarte si no las encontrabas tú. Creo que no fue feliz, salvo con su brocha de artillero. Tomás era jornalero. Trabajaba en la campaña de aceituna y en algún empleo esporádico, barriendo las calles, que el ayuntamiento le proporcionaba muy de tarde en tarde. Era un buen hombre, que no tuv