Mientras tomo café, escucho a varios grupos de clientes hablar sobre la actualidad del país. Dalí, Blesa, Villar... son temas recurrentes. Estas conversaciones sólo me sirven para confirmar que el nivel de ignorancia de mis conciudadanos es enorme. Eso me resulta penoso, pero lo que más molesto resulta son la osadía y el atrevimiento de quienes pretenden sentar cátedra desde el más profundo desconocimiento. Es un mal endémico de nuestro país: aquí «todo el mundo entiende de todo» y opina sin complejos. Es gratis.
Hace tiempo que me vi sorprendido por la inclusión en un grupo de Whatsapp. Un antiguo compañero lo había creado para convocarme a una quedada (con q que ya somos mayores para otro tipo de grafía). Trataba de juntar a todos los compañeros y compañeras de mi promoción de Magisterio en la especialidad de Francés. Paco, con minuciosidad y paciencia infinitas, fue localizando a todos y cada uno de los integrantes de aquella promoción, ayudado por la cierta facilidad que hoy proporciona Internet y sus redes sociales. Ya se sabe que el que no está en Internet no existe, como me gusta decir a mis alumnos. Al principio tomé la iniciativa con cierto escepticismo. He de reconocerlo. No sabía si Paco sería capaz de ponernos en órbita y en todo caso no tenía muy claro que me apeteciese echar una mirada tan atrás. Conforme los mensajes se fueron sucediendo en el grupo, fui sintiendo una enorme curiosidad por volver a ver a quienes habían sido compañeros y compañeras de años de estudio ...
Comentarios