Ir al contenido principal

LISTAS ELECTORALES



Dicen que en las elecciones municipales se vota a la persona, no al partido. Creo que es cierto y pienso que, por ese motivo, Marcelino Sánchez podría estar esperanzado en evitar la debacle que las encuestas pronostican a su partido a nivel nacional.

Aunque haya quienes se empeñen en afirmar lo contrario, en política local no existen las ideologías. Se trata de adecentar la casa y de tenerla lo más aseada posible, por eso se vota a las personas y no a las siglas. Este hecho hace muy complicado el conformar una candidatura en la que no haya alguien que desentone, que distorsione, incluso que pueda echar una lista por tierra.

En estos días se va dando a conocer la composición de algunas de esas listas electorales, para las elecciones de mayo. Unas ya son oficiales, otras son simple “rumorología” aunque con visos claros de convertirse en realidad. De lo que se conoce y de lo que se intuye me ha llamado la atención el hecho de que haya muchos candidatos con escasos kilómetros políticos y el que se haya rescatado a otros del cementerio de elefantes donde deberían haber dormido el sueño eterno. Casi es peor esto segundo. Al fin y al cabo la savia nueva puede suscitar ciertas expectativas. Los que resucitaron de entre los muertos sólo pueden retrotraernos a un pasado que en ningún caso fue mejor. Es cierto que ha habido que tirar de lo que hay, de lo que se ofrece, porque se avecinan cuatro años de miseria, de ruina y, con la caja vacía, nadie quiere hacerse cargo de un gobierno que estará a verlas venir, a capear el temporal como buenamente pueda.

“Esta candidatura está bien, pero este fulano… no sé, no sé”. “Aquí hay gente competente, pero a esta señora yo no la votaría ni por todo el oro del mundo”. Hay mucha gente que se hace estos razonamientos, porque su conciencia les impide votar a un político inepto, al que se sabe que busca algo, al que en una etapa anterior no demostró nada o, lo que es peor, al que llegó a demostrar hasta donde llegaba su incapacidad.

Cuando llegue mayo habrá quienes depositen su voto en la urna tapándose la nariz, pero me temo que habrá otros muchos que ni siquiera van a acercarse a votar por temor a que algún garbanzo negro pueda arruinarles el cocido.

Que nos hagan tragar con lo que se nos impone desde los partidos, es algo inmoral y escasamente democrático. Que, sobre todo en las elecciones locales, no existan las listas abiertas supone garantizar a los ineptos y a los trepas su acceso a los sillones desde los que pueden dinamitar el futuro de un pueblo.

A poco que alguien sea capaz de configurar un listado con personas preparadas, moderadas y medianamente sensatas, en mayo puede llevarse el gato al agua. Estaremos atentos.

Comentarios

Miguel Pasquau ha dicho que…
Estoy de acuerdo.
Incluso pienso que debería ser posible que una persona se presentase a concejal a título particular, sin necesidad de ir en el barco de una candidatura con veintitantos. Las listas y candidaturas abiertas estimularían la competencia electoral al margen de las siglas, y eso hoy día sólo traería ventajas a la política. Y sin impedir que quien quiera apoyar a un partido le vote en bloque.

Entradas populares de este blog

LOS CARTELES DEL “PLAN E”

El pasado mes de enero Zapatero presentaba, a bombo y platillo, su “Plan Español de Estímulo de la Economía y el Empleo” al que, para abreviar, el Gobierno ha denominado “Plan E”. Con él se dotaba a los ayuntamientos de unas partidas económicas de carácter extraordinario, en razón a su número de habitantes, para realizar obras en los pueblos y ciudades de España, a la vez que se pretendía aprovechar estos fondos para crear empleo. Yo al “Plan E” siempre le concedí el beneficio de la duda ya que, si bien es cierto que gracias a él van a acometerse muchas obras que seguramente de otra manera no se harían, no es menos cierto que el empleo a crear será escaso y durará muy poco en el tiempo, lo cual no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana. Hoy en día, con la mayoría de esas obras en marcha y vistas las empresas a las que dichas obras han sido adjudicadas, estoy convencido de que el famoso plan no es más que otro conejo que el ilusionista ZP se saca de su concurrida chistera como me

NOCHE DE REYES

Hoy es noche de Reyes. Es noche de ilusión, de desvelos, de magia y de larga vela. Es noche de niños y de adultos. Es la noche de los niños que fuimos y de los adultos que, desde la barrera, vemos disfrutar a los protagonistas de hoy. Un caballo de cartón, mi primera bicicleta y un fuerte apache vuelven hoy a mi memoria, como si aquello hubiese sucedido ayer. La vida pasa implacable y en este cuerpo de hombre entrado en años sigue habitando el alma de aquel niño que nunca he querido dejar de ser. Hoy es noche de Reyes y volveremos a dejar nuestros zapatos junto al balcón y la copita de anís para Sus Majestades, como lo hicimos cuando éramos fieles a la magia y ajenos al consumismo de Amazon o de un Corte Inglés que nos cogía muy lejos. Que esta noche Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente dejen en vuestros zapatos la ilusión por la vida y el amor por la gente. Que inunden vuestros balcones de trabajo y de salud y que volvamos a escribirles la carta, el año que viene

TOMÁS

Ha muerto Tomás. Tomás era un cazorleño a quien conocí en la mili a finales de la década de los setenta. Cuando me dieron su pueblo por destino volvimos a encontrarnos. Nos veíamos de vez en cuando y charlábamos un rato. Me contó que, tras el campamento, lo destinaron a artillería y allí lo colocaron de pintor. Para él, que jamás había salido de su Cazorla natal, fue una época feliz, seguramente la más feliz de su vida. Tras la mili volvió al pueblo, para cuidar de una madre de la que siempre supe que era octogenaria y enferma. No conoció mujer. A él le hubiera gustado tener una novia y seguramente hijos, pero era tímido, poco echado para adelante y en nuestra época las mujeres no venían a buscarte si no las encontrabas tú. Creo que no fue feliz, salvo con su brocha de artillero. Tomás era jornalero. Trabajaba en la campaña de aceituna y en algún empleo esporádico, barriendo las calles, que el ayuntamiento le proporcionaba muy de tarde en tarde. Era un buen hombre, que no tuv