Quejarse de que los inmigrantes duermen en la calle y cargar las tintas contra otros es relativamente sencillo, sobre todo cuando estamos calentitos, sentados ante un ordenador. Claro que en Úbeda hay salones parroquiales, polideportivos y otros locales pero, por poner un ejemplo, en el caso de un salón parroquial, ¿quién debería hacerse cargo del tema? ¿el cura?. No creo que una, dos o tres personas puedan controlar, (porque se necesita cierto control, de entradas, de salidas y para el respeto a las instalaciones) a un grupo numeroso de inmigrantes que quiere alojarse en ese lugar. Cuando los políticos forman parte del problema y no de la solución, lo correcto, lo decente, sería remangarse y ponerse manos a la obra y que 10 ó 15 ciudadanos se presentasen ante el responsable del local para decirle: "aquí estamos. Nosotros nos hacemos cargo de todo". Ante esa actitud es difícil obtener un NO por respuesta. Pero estamos mejor en casa, calentitos y "cibervociferando". ¿Alguien conoce bien el comedor de Cáritas? No tiene tantos voluntarios, muchos han de repetir, y la mayoría de esos voluntarios, como es el caso de mi suegra, son personas de avanzada edad que, más que otra cosa, aportan unas dosis enormes de solidaridad y de buena fe (nuestros mayores siempre dándonos ejemplo). Así que vamos a remangarnos y a actuar. Si encontramos un No como respuesta, llegará entonces la hora de indignarse y de protestar. Cargar las responsabilidades sobre otros y que nosotros no movamos un dedo, resulta bastante hipócrita (aunque quede progre).
El pasado mes de enero Zapatero presentaba, a bombo y platillo, su “Plan Español de Estímulo de la Economía y el Empleo” al que, para abreviar, el Gobierno ha denominado “Plan E”. Con él se dotaba a los ayuntamientos de unas partidas económicas de carácter extraordinario, en razón a su número de habitantes, para realizar obras en los pueblos y ciudades de España, a la vez que se pretendía aprovechar estos fondos para crear empleo. Yo al “Plan E” siempre le concedí el beneficio de la duda ya que, si bien es cierto que gracias a él van a acometerse muchas obras que seguramente de otra manera no se harían, no es menos cierto que el empleo a crear será escaso y durará muy poco en el tiempo, lo cual no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana. Hoy en día, con la mayoría de esas obras en marcha y vistas las empresas a las que dichas obras han sido adjudicadas, estoy convencido de que el famoso plan no es más que otro conejo que el ilusionista ZP se saca de su concurrida chistera como me
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