La dirección de la Agencia Tributaria destituyó la semana pasada a una inspectora de Hacienda de la oficina técnica de grandes contribuyentes. Se trataba de evitar que progresase un expediente sancionador, de muchos millones de euros, contra la cementera CEMEX, que no ha hecho sus deberes fiscales en los últimos años. Parece ser que varios amigos y colaboradores de Montoro son ahora altos directivos de CEMEX y habrían presionado para dejar de pagar todos esos millones de euros. El Gobierno está empeñado, desde hace tiempo, en rebañar dinero de donde sea: pensiones, sueldos públicos, IVA, Educación, Sanidad, Cultura... Lo que queda claro es que a sus amigos, las grandes empresas, los bancos, las grandes fortunas, no les van a hacer pasar por taquilla (hoy por ti, mañana por mí). Ni siquiera les van a aplicar las leyes que aplican al resto de los mortales. Aquí pagamos siempre los mismos: los que tenemos una nómina, sobre todo si somos trabajadores públicos, y los ciudadanos en general, vía reducción de sueldos e impuestos indirectos. Para los demás hay barra libre, pagamos los curritos que formamos parte de la casi extinta clase media... por gilipollas que somos.
El pasado mes de enero Zapatero presentaba, a bombo y platillo, su “Plan Español de Estímulo de la Economía y el Empleo” al que, para abreviar, el Gobierno ha denominado “Plan E”. Con él se dotaba a los ayuntamientos de unas partidas económicas de carácter extraordinario, en razón a su número de habitantes, para realizar obras en los pueblos y ciudades de España, a la vez que se pretendía aprovechar estos fondos para crear empleo. Yo al “Plan E” siempre le concedí el beneficio de la duda ya que, si bien es cierto que gracias a él van a acometerse muchas obras que seguramente de otra manera no se harían, no es menos cierto que el empleo a crear será escaso y durará muy poco en el tiempo, lo cual no deja de ser pan para hoy y hambre para mañana. Hoy en día, con la mayoría de esas obras en marcha y vistas las empresas a las que dichas obras han sido adjudicadas, estoy convencido de que el famoso plan no es más que otro conejo que el ilusionista ZP se saca de su concurrida chistera como me
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