La dirección de la Agencia Tributaria destituyó la semana pasada a una inspectora de Hacienda de la oficina técnica de grandes contribuyentes. Se trataba de evitar que progresase un expediente sancionador, de muchos millones de euros, contra la cementera CEMEX, que no ha hecho sus deberes fiscales en los últimos años. Parece ser que varios amigos y colaboradores de Montoro son ahora altos directivos de CEMEX y habrían presionado para dejar de pagar todos esos millones de euros. El Gobierno está empeñado, desde hace tiempo, en rebañar dinero de donde sea: pensiones, sueldos públicos, IVA, Educación, Sanidad, Cultura... Lo que queda claro es que a sus amigos, las grandes empresas, los bancos, las grandes fortunas, no les van a hacer pasar por taquilla (hoy por ti, mañana por mí). Ni siquiera les van a aplicar las leyes que aplican al resto de los mortales. Aquí pagamos siempre los mismos: los que tenemos una nómina, sobre todo si somos trabajadores públicos, y los ciudadanos en general, vía reducción de sueldos e impuestos indirectos. Para los demás hay barra libre, pagamos los curritos que formamos parte de la casi extinta clase media... por gilipollas que somos.
Cuando el Presidente Obama telefoneó a Zapatero para informarlo de que España llevaba tiempo dando la nota en los mercados financieros internacionales y para comunicarle las medidas de reducción del gasto que debía adoptar, si no quería sacar a nuestro país del euro y hundirlo en el fango de la ruina económica, yo ya me temí lo peor. Pensé en que seguramente se acordaría de los funcionarios, “que ganamos mucho y trabajamos poco”, pero eso no me importó demasiado porque los funcionarios llevamos varios lustros perdiendo poder adquisitivo de manera escandalosa y ya estamos acostumbrados a que la Hacienda Pública asalte nuestra cartera con el descaro de quien sabe que nuestra nómina es fija y además transparente, con lo que desvalijarla con cierta periodicidad se ha convertido ya en toda una rutina. No se me pasó por la cabeza que el socialismo gobernante se atreviese con la exigua cartilla de los pobres pensionistas, porque estoy convencido de que quienes han dado una parte de su vida en...
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